Macron enfrenta llamados a dimitir y aislamiento político creciente

Ambos cuestionaron las decisiones recientes del presidente francés, especialmente la disolución de la Asamblea Nacional, que ha llevado a una notable parálisis institucional en el país. Philippe, quien ocupó el cargo de jefe de gabinete cuando Macron llegó al poder en 2017, y Attal, un socio muy cercano, no han dudado en expresar sus diferencias en un escenario donde la presión para que Macron renuncie sigue aumentando. Sin embargo, el presidente ha reafirmado que completará su segundo mandato hasta 2027.

Como muchos franceses, ya no entiendo las decisiones del presidente”, comentó Attal en una entrevista con la cadena TF1, marcando un punto de inflexión en su relación con Macron.

Los exprimeros ministros se rebelan contra Emmanuel Macron

El martes, Philippe aumentó la tensión al pedir públicamente la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas una vez aprobado el presupuesto de 2026. “No podemos permitir que lo vivido en los últimos seis meses se prolongue. Otros 18 meses serían demasiado y perjudicarían a Francia”, advirtió.

Estas declaraciones no hicieron más que profundizar la crisis de autoridad de Macron, que ya enfrentaba serias dificultades para mantener la estabilidad de su gobierno después de los constantes cambios en su gabinete. La crisis política actual arranca en junio de 2024, cuando el presidente decidió disolver la cámara baja del Parlamento en un intento por recomponer su base legislativa. Como resultado, se formó un Parlamento fragmentado donde las fuerzas opositoras han logrado bloquear los intentos de establecer un gobierno estable.

Sébastien Lecornu y la imposibilidad de formar gobierno

La situación se complicó aún más esta semana con la renuncia del primer ministro Sébastien Lecornu, el cuarto en dejar el cargo desde la disolución parlamentaria. Lecornu asumió con la misión de reconstruir una coalición de centro, pero su mandato duró menos de 14 horas.

Tras aceptar la dimisión, Macron le otorgó 48 horas adicionales para llevar a cabo “negociaciones finales en favor de la estabilidad nacional” en un último esfuerzo por evitar un colapso institucional. En su último intento por encontrar una solución, Lecornu se reunió el martes con líderes de la Socle Commun, una alianza entre conservadores y centristas que apoyó a Macron en el pasado. Sin embargo, el acuerdo se desmoronó rápidamente cuando Bruno Retailleau, líder de los conservadores, anunció la retirada de su apoyo.

Qué opciones tiene Francia

Francia se encuentra ahora en una encrucijada política. Con índices de aprobación históricamente bajos, Macron está evaluando tres posibles caminos: renunciar, convocar nuevas elecciones legislativas, o nombrar un primer ministro ajeno a su campo político.

Esta última opción, conocida como “cohabitación”, cuenta con el respaldo del Nuevo Frente Popular, una coalición de partidos de izquierda que logró la mayoría de los escaños en las elecciones legislativas de 2024. Sin embargo, esta alianza ya se fracturó rápidamente debido a las tensiones internas entre socialistas, comunistas y la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon.

Preferimos la cohabitación, ser llamados a asumir la responsabilidad y cambiar verdaderamente la vida de los franceses”, dijo la líder ecologista Marine Tondelier, dejando claro que la coalición de izquierda aspira a liderar un gobierno compartido.

La derecha radical busca capitalizar la crisis

Mientras tanto, la extrema derecha liderada por Marine Le Pen exige nuevas elecciones legislativas. Las encuestas indican que su partido, el Reagrupamiento Nacional, goza de una amplia ventaja en la intención de voto.

Llamo al presidente de la República a escuchar el sufrimiento del país, salir de su aislamiento y disolver la Asamblea Nacional. Debemos devolverle la voz al pueblo francés para que elija una mayoría propia”, manifestó Jordan Bardella, presidente de este partido ultraderechista.

Estamos listos para asumir la responsabilidad”, añadió, convencido de que esta crisis podría allanar el camino hacia el poder.

Mientras la clase política debate sobre cómo proceder, en la sociedad francesa el descontento se hace cada vez más palpable. “La impresión es que la Quinta República está en soporte vital, con morfina, y quizás debamos pensar en cambiar todo eso un poco”, expresó un trabajador de 36 años, Guillaume Glade.

Hay grietas por todos lados, y podemos sentirlo”, sumó, reflejando un sentimiento de cansancio que afecta gran parte del electorado ante esta prolongada parálisis política.

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